Llovía. Tanto que me empecé a plantear que pasaría si
continuara lloviendo. Era el momento de actuar. Cogí unos cuantos tablones de
madera y la construí. Grande y acogedora era el transporte perfecto para surcar
los mares en busca de algún indicio de encontrar tierra. Por fortuna no pasó. Aún
así, muchas veces aunque sé que piso firme, me pregunto si no estamos
sumergidos en un océano inmenso, donde la superficie ni siquiera se ve. Un océano
de dudas, caos y contradicciones.
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